Museo Nacional de
la Memoria
Colombia
2015
Entendemos la capacidad crítica que genera la huella violenta sobre la naturaleza y el paisaje, porque son metáforas de la casa para cada ciudadano y por ello su representación nos permite acercarnos al territorio para detectar las nuevas identidades de los parajes y paisajes por los que se mueven y desplazan las comunidades, adoptando una postura sobre el pasado reciente y sobre la memoria que mira la realidad tal y como es.
El paisaje es la matriz del Museo Nacional de la Memoria -Mnemosine-, la que conoce los secretos de la belleza, pero también los del saber, de la justicia y la verdad.
El paisaje es la matriz del Museo Nacional de la Memoria -Mnemosine-, la que conoce los secretos de la belleza, pero también los del saber, de la justicia y la verdad.
¿Desde dónde se construye el paisaje? desde la historia misma del hombre. Formalizar el paisaje como concepto histórico y determinar sus lógicas constructivas ha sido una de las búsquedas del arte y la arquitectura. En Colombia, la violencia ha operado sobre el territorio dejando sus huellas de dolor pero a su vez el paisaje ha sido un lugar de resiliencia. La correspondencia entre la naturaleza y el paisaje agredidos se convierte en relatos visuales para dar cuenta del duro fenómeno de la violencia que golpea la memoria como recurso contra el olvido de los ciudadanos.
El paisaje se constituye en un mecanismo de ordenación, medición, racionalización de la cultura y es metáfora de identificación con el territorio. El paisaje implica las prácticas de visualidad y los dispositivos perceptivos, entre ellos la visión, y es también significado que se corresponde como mediador y espacio material, de vida y humanidad (humanitas) entre el hombre y la naturaleza.
El paisaje se constituye en un mecanismo de ordenación, medición, racionalización de la cultura y es metáfora de identificación con el territorio. El paisaje implica las prácticas de visualidad y los dispositivos perceptivos, entre ellos la visión, y es también significado que se corresponde como mediador y espacio material, de vida y humanidad (humanitas) entre el hombre y la naturaleza.
Las
salas, los espacios de educación y cultura, los intersticios y las distintas circulaciones acentúan una museografía contemporánea que se abre al exterior
por medio de fisuras por donde se cuela la luz exterior y que acompaña a todo
el proyecto de luminotecnia. Así mismo se subraya por los materiales en fachada
rescatando una riqueza visual al interior que se expresa en un juego de luces y
sombras, de texturas y acabados que enriquecen la memoria borrosa
entendida en términos de formas difusas, traslucidez y superficies vaporosas.
En el diseño del Museo Nacional de la Memoria se revisa la
historia de Colombia a través de sus paisajes en conflicto y los “expone” en el
espacio como ancla museográfica para presentarlos en términos de objetos
culturales y segmentos de sentido que revitaliza el espacio público y dota de
espesor sensorial la experiencia del visitante.
El museo se ubica en el tramo final del eje de la paz,
leyendo en su forma triangular la capacidad del remate para los edificios que
se articulan en este tramo de Bogotá: patrimonio, cementerio y vías de
desarrollo. El Museo Nacional de la Memoria da cuenta de las tensiones entre
los espacios vacíos y sus cualidades transitorias en la gravitación de la
materia, los paisajes contenidos y las relaciones espaciales al generar un área
continua que tiene límites difusos entre las salas expositivas y las zonas de
educación y cultura. Es decir, un museo de paredes que operan como pantallas
móviles para ampliar o cerrar espacios.
El conflicto armado no solo ha tenido un impacto sobre los seres humanos, sino también sobre los ecosistemas. Los jardines del Museo Nacional de la Memoria muestran el poder de resiliencia de la tierra después de una explotación o de una perturbación. En ciertos lugares del jardín, se instala una capa mineral cuyo espesor, densidad y granulometría varían, permitiendo así que el público sea testigo del poder de colonización y de crecimiento de diferentes tipos de plantas, arbustos y árboles. Así por ejemplo, entre más gruesa es la capa de piedras, más lento se desarrolla el proceso de colonización vegetal, y más bajas y pequeñas van a ser las plantas. Las variaciones de la capa de piedras permite componer con diferentes ritmos de crecimiento y diferentes tipos de vegetación espontánea. Se trata de poner en escena los procesos de resiliencia de un suelo herido.
Connatural + Nieto Arquitectos
Finalistas
Concurso Público para el diseño del
Museo Nacional de Memoria de Bogotá
Diseño: Arq. Edgar Mazo, Arq. Sebastián Mejía, Arq. Jheny Nieto
Desarrollo: Arq. Sara Arteaga, Arq. Iojann Restrepo, Arq. Nancy Acevedo, Arq. Maria Camila Ángel, Arq. Érica Martínez, Arq. Julián Castaño, Arq. Santiago Hurtado, Arq. Aurélien Bouvard, Arq. Santiago Madrigal, Arq. Fabrizzio Milano, Est. María Camila Duque, Est. Santiago Restrepo, Est. Eduardo Tapia, Est. Miguel Ángel Galvis.
Paisajista: Glenn Pouliquen
Asesores: Museógrafa Lucrecia Piedrahíta, Ing. Estructural Luis Eduardo Cano,
Arq. Viviana Peña, Arq. Urb. Oscar Navarro, Artista Alejandro Tobón, Historiador Eduardo Dominguez, Mag. Estética Federico Londoño.
Localización: Bogotá D.C., Colombia