Geometrías invisibles
LIGA

México2015

La arquitectura busca proporcionar al hombre una morada, un refugio que responda a su anhelo de ser eterno; construimos para perdurar. Pero el tiempo pasa y la arquitectura —por más estable e imponente que parezca— llega a convertirse en ruina; a develar lo que la rodea y su esqueleto. Dejando a la intemperie lo que debía amparar.

La instalación ‘Un espacio no puede borrar a otro’ pretende hacer evidente el paso del tiempo que causa que la materia se transforme hasta revelar la ruina; las geometrías invisibles, que al final, permiten la creación de otro lugar, la posibilidad de otra arquitectura.

                 

Ocultando el interior de la galería, se levantan muros de cera —cera blanda como la piedra dura, cera traslúcida como la piedra opaca— perforados en vanos de diversa apertura a través de los cuales la luz proyecta sus juegos de sombra, ecos de caverna. El exterior de las paredes de parafina permanece iluminado por reflectores que juegan el papel del fuego, elemento mutable y de mutación, cuyo calor se hace azar al participar en la creación de las ruinas: la cera se derrite lentamente, como lo hará la piedra ante el tiempo; más esta brevedad nos permite ser testigos de un proceso que tomaría generaciones. La instalación genera, cada vez, atmósferas nuevas que invitan a que la exposición sea visitada en varias ocasiones para presenciar lo que el tiempo ha mutado; y habitar ese otro estado espacial que el azar transforma.

Con la caída de los muros de cera se revela el lugar del emplazamiento: los muros de la galería reaparecen, pero el espacio ha mutado. Los restos de la instalación —su rastro, su huella— y la galería son, finalmente, uno solo.

Diseño: Arq. Edgar Mazo, Arq. Sebastián Mejía y Artista plástico Alejandro Tobón

Desarrollo: Arq. Sara Arteaga, Arq. Iojann Restrepo, Est. Maria Camila Duque

Colaboradora: Lucrecia Piedrahíta



Localización: Ciudad de México D.F., México

2015

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